M. en C. Lilián López
25/noviembre/2019
Especimen de roble sedoso
o Grevillea robusta.
La Ciudad de México, así como otras urbes del país y de latinoamérica, carece de áreas verdes suficientes para el esparcimiento y la salud de sus habitantes. Si bien es necesario incrementar el número de áreas verdes en nuestras ciudades, hay que tener bien claro que no todos los espacios verdes son buenos y hay algunos que, incluso, son veneno.
Por ejemplo, aquellas áreas verdes con presencia de árboles como Grevillea robusta, Casuarina equisetifolia o Eucalyptus spp representan más problemas que beneficios: estas especies consumen una enorme cantidad de agua, por lo que ejercen una enorme presión en los recursos acuíferos de la ciudad. Su follaje, además, produce químicos nocivos que acidifican el suelo. Esta acidificación, a su vez, obstaculiza el desarrollo de otras plantas formadoras de suelo, y puede, incluso, extinguir tales plantas del área verde en cuestión.
El crecimiento de los eucaliptos es disruptivo para la infraestructura urbana.
En algunas zonas del Bosque de Chapultepec, existen espacios con una gran cantidad de eucaliptos o “alcanfores” (como se les llama en algunos pueblos del noreste del Estado de México). En dichos espacios se observa que las plantas cercanas a estos árboles se encuentran en mal estado, pues además del déficit de agua, sufren por los químicos alelopáticos*. Es común observar que los suelos aledaños a las bases de los eucaliptos se encuentran erosionados.
Las casuarinas, también conocidas como
“pinos de tontos”, producen una hojarasca muy dura
que tarda en descomponerse y acidifica los suelos.
En el cerro de Chapultepec, bajo el castillo, encontramos casuarinas que cuando florecen, producen un polen que es causa de alergias en humanos. Por si esto fuera poco, es posible observar el acumulamiento de sus hojas, ya que la degradación de las mismas tarda años. Esta hojarasca acidifica el suelo e inhibe que germinen y se establezcan plantas de la región. (Palma, 2017)
Especímenes de Rosa laurel (Nerium oleander) y
belladona (Atropa belladona).
Hay otras áreas verdes en la ciudad muy comunes, que utilizan plantas venenosas en un sentido estricto, como la rosa laurel (Nerium oleander) o la hierbamora mortal o belladona (Atropa belladona). Si por error se consumen sus hojas o flores, los síntomas son diarreas sanguinolentas, náuseas y vómitos. En caso de haber ingerido dosis mayores a un simple descuido, es posible tener un paro cardíaco. asimismo la hierbamora mortal o belladona. (Flora Ibérica, 2011).
Si te preocupa la presencia de plantas o árboles “veneno” en tus áreas verdes, o te gustaría asesoría sobre la paleta vegetal que más le conviene a tu jardín o proyecto de paisaje, contáctanos dando
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Notas
*La alelopatía es un fenómeno por el cual un organismo produce compuestos que influyen en el crecimiento, supervivencia o reproducción de otros organismos.
Bibliografía
Palma, T.A.L. 2017. http://repositorio.geotech.cu/jspui/bitstream/1234/1722/6/Protocolos%20Monitoreo%20Especiies%20Invasoras%20-%20Casuarina%20equisetifolia.pdf
